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El tarot: Juego de carta o misterioso forma de adivinación

Origen de las cartas del tarot

El Tarot de Marsellés. Las barajas más antiguas del tarot muestran que este juego nació en las cortes italianas del Renacimiento”.


El primer mazo completo del que se tiene registro, de una bellísimo y lujosa factura denominado, el “Tarot de Visconti-Sforza, hecho a mano alrededor del 1440”. Elaborado por encargo del Duque de Milán, donde ya aparecían figuras emblemáticas como La Emperatriz, El Colgado o El Mago y casi todas las demás que componen hoy los arcanos mayores, con una salvedad: La Torre y El Diablo.

El hallazgo, a principios del siglo XX, en la excavación arqueológica de un pozo del Castillo Sforza en Milán, se encontraron cartas del siglo XV con el típico diseño del Tarot Marsellés. Esto reforzó la vieja teoría de que el Tarot nació en Marsella.

Misterioso y atrapante

Durante el siglo XVIII, proliferan las sectas ocultistas y el lenguaje fascinante de las cartas dio lugar a la creencia de que el origen del Tarot era egipcio y que se trataba del verdadero libro sagrado del dios Thot. Florecieron analogías directas entre el Tarot y la Cábala, o el Tarot y la Astrología. Desde entonces y hasta el siglo XX su uso para la adivinación se volvió masivo y llegó a casi todos los rincones del mundo.

Más recientemente la psicología, la antropología y la historia encontraron en sus cartas un material de investigación. Sus imágenes y símbolos siguen siendo interpretados bajo infinitas ópticas. En cada versión, los autores ponen mucho de su propia visión de este lenguaje subyugante.



Las discusiones acerca de la validez de una u otra interpretación están a la orden del día, pero las diferencias no hacen más que confirmar la tremenda fuerza que estos dibujos, obsequio de sabios e iluminados, sigue ejerciendo sobre nosotros como amuleto para enfrentar con valor y belleza el gran desafío de vivir.



 


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